“DESLICES” DEL PAPA FRANCISCO
El 17 de agosto de 2015 en las primeras horas de la mañana, mientras camino en la sala de los 55 pasos, girando sin ir a ningún lado, escucho en las noticias (radio Mitre) que en la agenda del Santo Padre en su viaje a EEUU, pedirá por el argentino VÍCTOR SALDAÑO condenado desde hace 19 años a la pena de muerte, por el homicidio en ocasión de robo, de PAUL KING, un vendedor de computadoras.
Esto me hizo sentir rabia y acelerar inconscientemente mi repetitivo recorrido, preguntándome una vez más, que soy yo y mi familia a la consideración de los miembros de la Iglesia?. Luego preferí pensar que es otro nuevo “desliz” de Francisco, sobre quien tengo un concepto de por sí devaluado luego de las 4 cartas que le escribiéramos con mi familia, a él y otras 113 a sus representantes en el país, todas respondidas solo con silencio, tal como hicieron 111 políticos, 230 legisladores y 120 periodistas, Argentinos.
Estando rodeado de prisioneros que son fervientes practicantes cristianos, sé que estas líneas, seguramente se considerarán sacrílegas, y me ganarán no pocas antipatías. No es mi intención ofenderlos a ellos, ni a los creyentes que lean estas líneas. A todos, mis respetos por su fe, solicitando lo mismo, por mi pérdida de ella.
PEDIDO EPISTOLAR
Lógicamente nuestra solicitud epistolar es intrascendente, ya que solo pedimos que designe un colaborador para que lea pormenores de esta página, donde están registradas y documentadas aberraciones jurídicas sobre mi persona y sobre otros prisioneros, como así martirios y muerte a alguno de ellos. Yo no cometí delitos como en el caso de SALDAÑO, yo fui policía, custodio de bienes y vidas, no un depredador. Pese a ello, un gobierno del “relato” y una “justicia muy particular“, con la complicidad de los medios de difusión, también silenciosos, me tienen ilegalmente, en el corredor de la muerte. Esto evidentemente no le importa, para el Papa Francisco, hay asesinos “buenos” y según su creencia o parecer, en el caso que yo lo fuera, hay otros que no merecen ser escuchados.
MUERTOS BUENOS Y MUERTOS MALOS
Viendo como ha recibido a funcionarios de nuestro gobierno, que sin arrepentimiento alguno, en el pasado fueron terroristas y bien recompensados victimarios. Viendo que ha tenido en cuenta a hijos y nietos recuperados con buena vida, pero no a los niños que fueron muertos por, quizás alguno de los padres o abuelos de esos mismo, recuperados. Viendo su almuerzo y largas audiencias con quien o quienes son responsables de tanta pobreza, narcotráfico y prevaricato en Argentina, realmente, yo no lo entiendo. Donde me encuentro en pocos años ha habido más de 300 muertes, como consecuencia de la aceleración o directa provocación de la misma. Yo fui testigo de un par de ellas, y esto ha justificado ampliamente mi descreimiento hacia la religión que él representa en la tierra y de la cual yo, me terminara de apartar en forma rotunda, por sus injustas actitudes
CUSTODIANDO AL PAPA JUAN PABLO II
No soy ingenuo, y entiendo muchos de los comportamientos de la iglesia como Institución. Traté a sus miembros en la infancia como alumno, y luego a través de mi función y misión como policía. Llegué a detener a alguno de ellos por la comisión de delitos y a guardar silencio ante algún desliz de otros. En 1983 tuve oportunidad de estar en la ciudad de Luján, junto al Papa Juan Pablo II custodiándolo durante varias horas. Así presencié entre bambalinas hechos, de él y de su entorno, para mí llamativos. Pude palpar que más allá de toda cultura y jerarquía eclesiástica, son simples hombres, depositarios de nada más y nada menos, que la fe cristiana de más de 1000 millones de seres humanos. Como tales creo que en muchos casos se politizaron, apartándose así de los principios dogmáticos, que deben regir su conducta a favor del bien y la verdad, sin importar si el momento es el apropiado o no, para ello.
Debo reconocer que estas líneas las reescribí, suplantando hipocresía por desliz. Me pareció que era muy agresivo para quienes realmente profesan la Fe Cristiana. Recordé mi niñez y a pastores ejemplares dentro de esa institución. Algunos de ellos me ayudaron en la difícil faena de crecer, aprender y contenerme. De todas formas, al paso de las horas no dejo de sentir rabia, producto de esos deslices selectivos de los tiempos presentes.
Claudio Kussman
Agosto 18, 2015