EI Caso Nisman:
Demasiado Ruido
Por Marcelo Carlos Romero
Fiscal de la Pcia. de Buenos Aires
Miembro de Usina de Justicia.
"Hubo una epidemia de tristeza en la ciudad,
Se borraron las pisadas
Se apagaron los latidos...”
“Ruido de abogados
Ruido compartido
Ruido envenenado
Demasiado ruido...”
Joaquin Sabina - Ruido
Pasaron 8 meses desde que el fiscal federal especial de la causa AMIA, Natalio Alberto Nisman, fue encontrado muerto en su departamento del complejo Le Parc, en Puerto Madero, con un disparo en su cabeza, a pocas horas de haber denunciado a la Sra. Presidente de la República, al Sr. Canciller y otras altas autoridades y previo a su presentación en el Congreso de la Nación.
Desde entonces, fue más importante defenestrar al fallecido, su vida privada, su entorno familiar y su carrera profesional, que encontrar la verdad histórica de los acontecimientos.
Fue más importante criticar a quienes marchamos por las calles de la ciudad de Buenos Aires en su homenaje -nunca realizado por las autoridades constituídas, ni siquiera por la Procuración General de la Nación- que criticar a quienes hicieron añicos su denuncia sin, tan solo, investigar si era verosímil la hipótesis planteada por el procurador muerto, con la producción de la prueba por él propuesta.
Fue más importante decir cualquier cosa por los medios periodísticos tradicionales y por las redes sociales, por parte de los funcionarios públicos nacionales, que dotar a los investigadores naturales del caso de todo el apoyo y la tranquilidad necesarias para el correcto cometido de su misión... Por el contrario, hasta las más altas autoridades de la Nación se ocuparon de “arriesgar” teorías sobre la muerte violenta del fiscal, calificaciones legales aplicables, posibles responsables, etc.
Ruido, demasiado ruido.
Fue más importante exacerbar -una y otra vez- el chauvinismo vernáculo anti-EEUU, con alguna dosis de anti-semitismo encubierto, tildando al fiscal muerto de “empleado”de la embajada norteamericana y de la MOSAD, que retomar rápidamente sus investigaciones sobre el atentado más sangriento de la historia argentina y encontrar -finalmente- a los verdaderos autores materiales, autores intelectuales, encubridores y cómplices de la masacre.
Fue más importante hablar públicamente una y otra vez sobre la preservación de la escena del crimen, que haberla preservado efectivamente aquella fatídica noche, evitando que el departamento de Le Parc se convirtiese en un pandemonium...
Fue más importante -para la clase política en general- mirar de reojo cómo impactaba en las encuestas de opinión y en los sondeos de imágen la muerte del fiscal, que exigir al gobierno un mínimo respeto por la división de poderes cada vez que sus máximos representantes presionaban públicamente a los jueces y fiscales encargados de resolver respecto de la denuncia presentada por el Dr. Nisman.
Como en tantas otras circunstancias de la historia argentina, fue más importante la difamación que la verdad. Como otras veces, la culpa fue de los muertos...
Ruido, demasiado ruido.
Ahora es tiempo de la paz y la serenidad que solo puede brindar la Justicia.
Asi sea!