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DENUNCIA por ETCHECOLATZ de otro "JOVEN" PRISIONERO de 84 años

 

¿Y la Cruz Roja?

Por Carlos Españadero

Especial para PrisioneroEnArgentina.com

Julio 29, 2016 

 

                                                                                  Buenos Aires, 28 de julio de 2016

 

 

 

SEÑOR PRESIDENTE DE LA CRUZ ROJA ARGENTINA

info@cruzroja.org.ar

 

Señor Presidente:

 

 

 

 

         Desde hace dias, el comisario general Miguel Etchecolatz, ha iniciado una huelga de hambre. Tiene 87 años y es mantenido en la cárcel de Ezeiza a pesar de tener graves problemas de salud. Ha realizado varias gestiones ante sus jueces sin lograr la menor compasión y por el contrario estos han manifestado una conducta que exterioriza no la vocación al servicio de la ley sino su vocación al servicio de la venganza.

 

     En la Argentina han existido dos procesos trágicos donde las violaciones a los derechos humanos fueron los instrumentos que han ensuciado a las organizaciones gubernamentales de seguridad y de defensa en el primer caso. En el segundo nada menos que al Poder Judicial.

 

     Si bien ambos procesos son repudiables, el primero se realizó en medio de un conflicto armado no internacional pero el segundo se realizó en nombre de los derechos humanos, del derecho y la justicia. En el primer caso el enfrentamiento se realizó ante el accionar ofensivo de bandas terroristas, que incluyeron ataques a cuarteles, fugas masivas de cárceles, secuestros extorsivos, asesinatos al estilo mafioso, etc. En vez, el segundo se ha desarrollado contra el personal gubernamental que actuó contra los primeros, cuando se encontraban inofensivamente retirados de su actividad específica y con la nación en estado de paz.

 

    Y son los jueces y fiscales federales quienes prevarican impunemente castigando ilegalmente a los que son detenidos mansamente y dispuestos a ser sometidos a la ley.

 

   La humanidad nos a acostumbrado a bastardear todos los intentos humanos para mejorar la posibilidad de convivencia y se han creado organizaciones que proclamando sus virtudes y supuestas actitudes valientes para defender cuestiones humanitarias, pero a la vez, aceptando asumir conductas de complicidad y encubrimiento.

 

     Estoy escribiendo la tragedia terrorista que ocurrió en mi país entre 1970/83, y no detecto ninguna acción humanitaria de la Cruz Roja internacional. Se que Uds. ocultan hechos informando que no dan información de sus acciones. Pero en este caso parecería que esta no se da porque no existen.

 

     En este caso, nuevamente tengo la impresión de que no existe. Hay más de 2000 seres humanos, condenados no por delitos aberrantes sino por la exclusiva causa de haber salido a luchar contra terroristas. De esto puedo dar ejemplos como el mío donde jamás asesiné, torturé, secuestré ni cometí ningún latrocinio y estoy condenado a prisión perpetua por el crimen de un soldado del cual supe 37 años después de haber ocurrido. Pero esto es de otro costal.

 

     Hoy me dirijo a Uds. para denunciar la situación de un comisario que si bien está acusado por graves delitos cometidos, ha sido sometido a procesos ilegales sobre hechos prescritos, que convierte su cárcel en secuestro, y retenido en ella a pesar de su edad y su estado de salud casi en estado terminal que transforma lo que le queda de vida en un camino de tortura hacia la muerte. 

 

     Pareceria que un elemental sentimiento humano, y no digo derecho humanitario, impondría el deber moral de intentar reducir sus torturas, apuntando a una prisión domiciliaria que si bien sigue siendo contra derecho, posibilita que muera en brazos de su esposa y seres queridos. Él ha decidido morir dignamente en una huelga de hambre. Y sobre esto creo necesario destacar la situación de la esposa, afectada en su salud y que también con graves condiciones de salud, está batallando contra esta criminal conducta.

 

     Describir esta realidad permite percibir que la humanidad va progresando. Se ha mejorado los métodos nazis, disfrazando de acciones humanitarias, que cuestan mucho dinero y grandes donaciones en una manera de lograr una revolución que al parecer intenta ser "algo más sobre lo mismo". Y una nueva puerta sellada, con un hermoso nombre (derecho humanitario)  pero cerrada a toda compasión humana. Sin embargo en la esperanza que algo humanitario puede existir, queda la esperanza de que en algún momento la puerta sea consecuente con su título. Díos guarde a Uds.

 

 

CARLOS ANTONIO ESPAÑADERO es un oficial jefe retirado del Ejército Argentino, dueño de una gran intelectualidad y una mente privilegiada que goza de máxima lucidez. Es padre de seis hijos y abuelo de cuatro nietas. Actualmente, preso político condenado a prisión perpetua por un crimen que no cometió.

 

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