Usted siente rechazo. No es un personaje que le caiga simpático. “Algo habrá hecho” y lo entiendo. Muchas veces mirando algún programa de noticias me he descubierto sentenciando al sospechoso cuya imagen muestran como “buscado” o “bajo investigación” en las pantallas.

Lo cierto es que no sabemos que ha sucedido. En el caso (O los casos) de Miguel Osvaldo Etchecolatz -como las de tantos ex uniformados- los juicios, los procedimientos, las imputaciones, han sido tan parciales que los mismos jueces y fiscales, con vista a la posteridad, han arruinado sus legajos.

En la variedad y cantidad de las causas de los mal llamados crímenes contra la humanidad o lesa humanidad, con sus interminables e inconexos folios, uno debe perder días y meses para tratar de encontrar una lógica. Desconozco el caso de Etchecolatz. Solo sé que es un hombre enfermo, de 87 años y que tiene el derecho de ser tratado humanamente, mas alla de que sea culpable, inocente o lo  que se quiera considerar. ¿No estamos en democracia?  Hoy, su vida se está apagando en un sombrío hospital penitenciario sin que organización de Derechos Humanos alguna se interese.

Hoy por la mañana, Etchecolatz me manifestaba que en el día de ayer había tenido una descompensación y fue rescatado en el baño del hospital. Además de sus problemas de salud, siente mareos y su presión arterial es un subi-baja.  Pese a esto, me confió la sentencia que ganó el título de esta nota: "Me siento muy débil. pero determinado a continuar con mi huelga de hambre. Pase lo que pase..."

Fabian Kussman

PrisioneroEnArgentina.com

Julio 27, 2016