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Juan Armando Giovarruscio

 

Sexta Carta Abierta al señor Presidente de la Nación

Al Excelentísimo Señor Presidente Ing. Mauricio Macri

 

De mi mayor consideración:

En la ocasión recurro nuevamente a usted, y en esta oportunidad es para denunciar ante su investidura Presidencial, la violación, cruel y premeditada de los DDHH, por parte del Estado Nacional. Sus tres poderes decidieron encarcelarnos en penales los cuales están denunciados ante la Corte Interamericana de DDHH, por considerarlos inhumanos.

Es decir, con plena conciencia, que en dichos lugares somos y seremos tratados como animales, y que allí nos espera una muerte anticipada, lo mismo se nos somete a un encierro ilegal. Usted, sus ministros, el Poder Judicial en pleno y el Congreso de la Nación, saben, conocen y tienen plena conciencia que en estas cárceles se violan los derechos más elementales de una persona, como son la higiene, la salud y el respeto a los seres queridos. Así, podemos enumerar cientos de padecimientos a los que se nos expone, sin distinguir que muchos de nosotros ya estamos en el final de nuestras vidas.

Tenga en cuenta que quienes hoy estamos presos, no somos los líderes políticos del peronismo y Partido Comunista entre otros que justificaron a la Junta de Comandantes. No somos los empresarios que también en aquella época hicieron negocios. Ni los líderes de la subversión, (Firmenich, Vaca Narvaja, Perdia, Bonaso, Kunkel. Verbisky, Anguita, etc.), verdaderos responsables de llevar el país a aquel enfrentamiento.

Sino que hoy, como antaño, estamos nuevamente las más bajas jerarquías, siendo “la carne de cañón”. Los que leal, honesta, desinteresada y sin especulación, nos entregamos con cuerpo y alma a resistir el embate asesino y artero de ordas terroristas que vinieron por sus padres, abuelos, hijos y nietos. Nosotros no violamos los DDHH, quienes lo hicieron no están presos. Muchos de ellos se pasean libremente por los medios de comunicación contando sus andanzas.

Usted y toda la sociedad, nuevamente, se encuentran ante esos mismos delincuentes, infiltrados y disfrazados de defensores de los DDHH. Usted los tiene en su equipo. No los subestime. Veo que tratan, a toda costa, de convencerlo que hay que continuar encarcelándonos, escudados en una misma “política de estado”.

Rompa con ese proyecto perverso. Eso fue un proyecto de Kirchner para hacer negocio. Consulte Ingeniero, se lo van a contar con lujo de detalles.

Hace pocos días usted vivió algunas horas de zozobra, según las noticias, debido a una arritmia cardiaca. Estuvo bien que los profesionales actuaran a tiempo y de manera preventiva. Ello evitó males mayores. Si eso le hubiese ocurrido en este penal, estaríamos hablando de otra cosa, tal sucedió, en noviembre de 2013, cuando un accidente cardiovascular sufrido por el preso político Guillermo Cardello, derivó en su fallecimiento (asesinato). El equipo de emergencia tardó de 10 a 15 minutos en llegar y cuando intentaron utilizar el desfibrilador no funcionó por fallas en su batería.

Hoy estamos con situaciones graves y de alto riesgo, la mayoría de los aquí encarcelados ilegítimamente. (Sin pruebas objetivas) como así también en el resto de los penales del país. La mayoría, por nuestra edad, padecemos por lo menos, de hipertensión, diabetes, trastornos óseos, urinarios y psicológicos. Todas esas patologías son tratadas superficial y deficientemente, dado que estos lugares son “penales” con escasos y casi nula especialidad para emergencias, y no son centros de salud de mediano y alto riesgo. Por ello, esta denuncia, está expresada como uno de los últimos gritos, para despertar conciencias.

Respaldo tal denuncia con la situación de los siguientes PRESOS POLITICOS:

 

OTILIO ROQUE ROMANO: 73 años, diabético, insulina dependiente, hipertenso. Por dos picos de 210 de presión fue llevado al hospital Central y se tardaron dos horas. Polisemia Vera, enfermedad proliferativa de la sangre, estaba con remisión pero por falta de atención médica adecuada se despertó de nuevo. Hace más de 45 días que no se puede medicar porque los medicamentos oncológicos son agresivos y no pueden ser proporcionados en el penal por las condiciones de convivencia e higiénicas y el Tribunal que ya denegó dos domiciliarias, retarda con medidas inconducentes la actual, no obstante que el mejor hematolo de Mendoza ha dictaminado que está al borde de la leucemia.

 

ARMANDO HIPOLITO GUEVARA MANRIQUE: 79 años. Hipertensión arterial. Deficiencia cardiaca. Perdida de audición de ambos oídos, agravada en prisión. Perdida de visión total ojo derecho y un 50% ojo izquierdo. Dolores en extremidades (piernas y brazos). Calambres en extremidades (piernas y brazos) carece de ubicación tempora espacial. Perdida de equilibrio, mantener la estabilidad del cuerpo. Fuertes dolores de cabeza. Mareos permanentes. Domiciliaria: 4 veces rechazada. Entre ellos un recurso de queja a la SCJN. Tratamientos: únicamente medicamentos.

 

HUGO RAMON TRENTINI: cuando es detenido tenia una leve prostatitis, que se atenuaba con “tamsulosina”. Hipertenso que se controlaba con enalapril. Domiciliaras: 4 veces solicitada para cuidar a su esposa enferma de cáncer. Se la negaron sistemáticamente. A los 3 meses falleció. Pidió domiciliaria para cuidar a su hija: se la negaron, querían que primero la declararan insana. La hija se fugó de casa, la encontraron en Chile, ahora vive en Andorra junto a un hermano. Con todo esto le dio colitis crónica. Bajó 20 kilos. Se controla con remedios caseros. Le apareció una lesión en el ventrículo izquierdo. Se le hinchan permanentes las piernas y no tiene tratamiento para eso. Cada día molesta mas a sus camaradas si no evacua gases o materia fecal no puede orinar. Tiene dos hernias, la del costado izquierdo tiene el tamaño de un globo muy grande. En el penal nadie lo trata.

 

ROBERTO USINGUER: 66 años. Hipertenso. Neumonía (40 días internado en hospital Central de Mendoza). Ulcera gástrica crónica. Afección coronaria agravada. Colocación de 5 stem (año 2014) infección ósea hombro derecho. Esto va deteriorando en forma continuada el hueso humero. Anemia desde hace mas de un año. Necesita trasfusión de sangre. Trastornos psíquicos graves, al punto tal de ser internado 3 meses en el hospital psiquiátrico “El Sauce” de Mendoza. Trastornos adquiridos por el encierro. Domiciliaria: 4 veces denegada sistemáticamente. Tiempo de detención cumplido con prisión preventiva 4 años y 6 meses.

 

De persistir esta situación, de manera indefinida, lamentablemente terminará en un asesinato “legal”, donde no habrá responsables. Dado que las culpas se licuaran en la maraña jurídica administrativa imperante. Mientras tanto, usted, sus ministros y la justicia continuará debatiendo y rasgándose las vestiduras diciendo que Argentina es un ejemplo en el juzgamiento de delitos de DDHH. Engañando al mundo nuevamente. De acuerdo a los Tratados Internacionales sobre DDHH, convivir y ver sufrir a personas enfermas que no son debidamente asistidas sus numerosas dolencias, es lisa y llanamente un acto de tortura para quienes la presencian las 24 hs del día. Las herramientas legales para detener esta locura son las que están en la ley, las tienen. Pueden otorgar prisiones domiciliarias, y disponer que el máximo de una prisión preventiva no pueda exceder los 3 años. (Sin contar que las leyes no pueden ser aplicadas retroactivamente y se debe cumplir con la C.N. art. 18, 28, 75 inc. 22 entre otros).

Espero que en alguna oportunidad usted lea algunas de mis correspondencias. Allí verá que no pido mi libertad (No necesito pedirla) sino la libertad de todos. Nuestra libertad significa mucho más que “libertad”. Significa el final de una tragedia de la sociedad argentina. Significa reencuentro. Significa no más odio y venganza. Significa recuperar la justicia y la confianza en ella.

No pido impunidad. Pido igualdad ante la ley, respeto a la C.N.

No queremos “jaulas de oro”, queremos por lo que luchamos: “la libertad”.

No olvide, somos “los perejiles, el pato de la boda”.

No queremos más juicios con estos jueces y tribunales. Usted ya sabe que para lograr estos procesamientos, el anterior régimen cambió la SCJN y diagramó un aparato judicial que le permitió hacer negocios.

Todos son integrantes de una verdadera “famiglia”. Mantienen vínculos familiares, amistad, “causales de inhibición”. No pueden nunca ser “imparciales”. Tampoco se excusan por estos aspectos.

No son puros, inmaculados, son seres humanos como nosotros y con todas las debilidades del común de la gente (ej. Oyarbide, Zaffaroni etc.). Nosotros estamos presos por sus decisiones y no van a cambiar.

Hay que parar con estos tribunales “populares”. No olvide que para hacer estos juicios anularon por decisión política las leyes de obediencia debida y punto final. Instrumentos que contemplaba la situación de los subalternos. Especialmente los suboficiales. Leyes que estaban en el camino de la pacificación nacional.

Además nos sacaron el Código de justicia militar y ahora quedamos en manos de jueces que no son naturales para nosotros. Aquel Código de justicia militar, contemplaba, desde apercibimiento, arrestos, cárcel y pena de muerte. Es decir que estuvimos regulados y sometidos a un régimen que debimos cumplir para no caer en la desobediencia, insubordinación etc., y ser pasible de las sanciones antes mencionadas. No era que se podía decir fácilmente: “me voy de baja y listo”. En operaciones y por estado de sitio las penas eran graves. Hoy estamos ante jueces y tribunales, como si fuéramos prisioneros extranjeros.

Por otro lado, no “cumplimos órdenes indignas”. Si, tal vez, los indignos fueron algunos, que no hablaron en su momento. Sí, lo hicieron 30 años después en un programa de televisión. Y por esas traiciones hoy estamos presos. Es decir, nos entregaron a cambio de su impunidad y por algún conchabo en el estado.

Recuerdo que aquellos “jóvenes idealistas”, eran similares a los actuales talibanes musulmanes, con la diferencia que estos, hoy, se inmolan y aquellos, sus jefes les daban pastillas de cianuro para auto eliminación en caso de ser capturados. Algunos lo hicieron, ejemplo: (“Paco” Urondo), quien hoy figura como “desaparecido”. Sus jefes están vivos (Firmenich, Vaca Narvaja, Perdía, Kunkel, Bonaso, Verbinski etc.).

Sintetizando señor Presidente, nosotros, los cuadros subalternos, especialmente los suboficiales de aquella época, jamás dispusimos las operaciones militares, las detenciones, ni las acciones de contra insurgencia para detener el ataque terrorista que llevo al país al borde de la anarquía.

Si cumplimos fiel, honesta, desinteresada y valientemente con aquel sagrado juramento a la bandera de “seguirla constantemente hasta perder la vida”.

El estado que usted preside hoy, nos tiene encarcelados por haber cumplido con aquel deber sublime.

Usted tiene la oportunidad de cambiar….CAMBIE… eso se prometió….

No tenga dudas… es humano tener dudas, pero hay una sociedad que lo quiere acompañar. Nosotros también, pero queremos respeto irrestricto de las leyes, el derecho, la Constitución Nacional y los Tratados Internacionales y con ello “la libertad”.

Reciba usted, mi más profundo respeto y consideración.

 

Juan Armando Giovarruscio

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