El Amigo
Por Claudio Kussman
Resaltamos el accionar de personas como el señor CEBRIÁN CORTÉS, que se comprometen espontáneamente por una relación de sana amistad, al ser testigo del ensañamiento con un ser humano, anciano, y enfermo por parte de los miembros de una justicia que no es tal, a pesar de que decimos vivir en un país donde privaría la democracia. La misma que -sin pudor alguno- deja fuera de todo proceso a verdaderos responsables de deleznables abusos en los años 70. Frente a tan noble proceder de CORTÉS, lamentablemente vemos también la indiferencia y el temor egoísta de amplios sectores de prisioneros y de quienes están unidos a ellos por lazos de sangre, que prefieren llamarse a silencio y no reclamar ni tan siquiera, por sus legítimos derechos. Así se prestan reiteradamente al simulacro de estos muy tardíos juicios en donde uno no es escuchado ni tenido en cuenta, y por consiguiente se está irremediablemente condenado con antelación a morir en cautiverio.
Los amigos son como la sangre, cuando se está herido acuden sin que se los llame.
Anónimo
El Caso Etchecolatz
La Carta de un amigo
CARTA UNO
Buenas tardes señor Kussman. Mi nombre es Cebrián y soy un amigo de la Sra Graciela Carballo de Etchecolatz.
Lo admiro por su perseverancia y valentía y por su claridad. Comparto con Ud muchas de sus afirmaciones como que en gran medida casi todos los juicios tuvieron gran parte de farsa, y que no se está teniendo en cuenta el contexto de la época, y por tanto se es parcial.
Estoy tratando de ayudar a luchar contra la saña y revanchismo con que son tratados los presos partiendo de una base no ideológica, sino ética. LA FIRME CONVICCION DE QUE MANTENER A UN ANCIANO ENFERMO EN LA CARCEL Y EN ESAS CONDICIONES ES UNA ABERRACION, UNA INFAMIA Y UNA VERGÜENZA NACIONAL, porque además y para colmo es dar el gusto a sectores que no tienen ni moral ni ética. Fíjese qué irónico que hasta en la denominación es difícil no meter la ideología. Para ud son presos políticos. Para mí no, al menos no todos, y no creo que llamarlos así ayude en esta cuestión de hacer cumplir a los jueces la ley que ellos dicen representar. Me niego a decir la palabra represores, porque tampoco es cierta, del “proceso” es un eufemismo ridículo…. Todo ello debería formar parte de un debate abierto, organizado por instituciones y personas probas e imparciales que ayuden a que las nuevas generaciones tengan un punto de vista más objetivo de todo cuanto se vivió…. Pero esa es otra cuestión que me gustaría tratar en otro momento. Percibo que algunas cosas están empezando a cambiar, pese a tanta cobardía de jueces y políticos. Celebro el comunicado de la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia.
Ahora lo más acuciante es la vida y la dignidad de los presos y sus familias.
Respecto de la decisión de Miguel Etchecolatz de hacer huelga de hambre, sepa que la comprendo y la respeto, porque sé que lo ha meditado largo tiempo antes. Creo que alcanzo a vislumbrar que es un hombre muy, muy digno, muy por encima de todo su entorno, y con unos valores que en esta época pocos saben apreciar. Un hombre que se ha mantenido firme en sus convicciones, insobornable e irreprochable en su trabajo cuando estuvo activo, con una ética y moral que pocos supieron comprender; de hecho, su código de honor resulta aún hoy desconcertante para quienes pretenden que cometa bajezas como convertirse en delator de algo o de alguien, si es que lo hubiera… Jamás opinaré nada acerca de lo que le imputan, mantengo mis dudas y para leer cosas tendenciosas, prefiero no leer. Yo no sé como hubiera reaccionado si viera cómo los montoneros iban asesinando cobardemente a mis subalternos sólo por obtener un trofeo, no soy quien para juzgar las acciones, menos aun a los hombres, pero sé que viniendo de donde vienen tales imputaciones puede haber mucho de armado y farsa. Eso ahora es secundario, insisto. Varios de mis mejores amigos lo trataron y unos pocos lo conocieron bien, algunos ya no están, yo soy mas joven y vivo en Argentina, país que amo, desde hace sólo 10 años, pero por lo que escuché y lo que me dice el corazón, sé que es un hombre excepcional, y dista mucho de ser un monstruo. Pero millones de pesos se han volcado durante muchos años a la propaganda…
Respecto de la huelga de hambre, siendo que es algo tan intimo, tan personal y tan sagrado como es la Vida, sólo el hombre en cuestión debe decidir, libre de toda presión y libre incluso de su propia decisión, siendo que si su conciencia le dicta detenerse no se sienta un cobarde, sino que está actuando en libertad de conciencia, y es tan libre para hacerla como para dejar de hacerla. Sólo él puede conocer sus motivos, y no creo que debamos alentar, sino mas bien lo cotrario, una huelga de hambre que en definitiva es un atentado contra la propia vida. Sería lamentable, y muy egoísta por nuestra parte hacer que Miguel Etchecolatz se sintiera preso de su propia decisión, aduciendo evitar la cobardía, porque si algo no es ni ha sido nunca Miguel es cobarde. –Basta escuchar su voz para saber que es un hombre que irradia paz, una paz que muy pocos tienen en este mundo, y posee una firme Fe en Dios. Por ello sé que espiritualmente Miguel esta en un plano por encima de la prisión. Sé que su vida tiene sentido, aun estando encerrado. Aun en sus circunstancias se preocupa por alentar y mitigar el padecer de sus compañeros, y que él cree que caso de fallecer él, su lucha serviría para que haya cambios. Pero en eso se equivoca. Cuando un hombre tan mayor y enfermo muere a nadie le conmueve. Conmueve la muerte de un joven, pero la de un anciano, no. Esperar que un titulito en cuarta pagina de los diarios valga la pena es una barbaridad, y esperar a poder usar esa noticia, una inmoralidad. Y en el caso de Miguel Etchecolatz, es justamente lo que la ultraizquierda amoral quiere, que muera en la cárcel. No les demos el gusto por pensar que eso puede poner presión sobre un juez, porque ya esos jueces han demostrado ser indiferentes a todo. La lucha va por otro lado, y una huelga de hambre es anacrónica. Y mas en este momento en que empiezan a escucharse todas las voces. Pienso que es vital el conseguir la prisión domiciliaria para él y todos cuantos estén en similar situación, y para esa lucha resulta más interesante seguir dia a dia, todos los días hacer notar que un día mas mantienen a un hombre de 87 años enfermo en prisión. Es un dedo acusador que se mantiene apuntando a los jueces directamente, no una esquela en la sección obituarios de los diarios.
Sé que Miguel lo ve como un sacrificio cristiano, a favor de sus compañeros porque en su celo católico interpreta la Biblia al pie de la letra cuando dice “aquel que da la vida por un hermano…” sin entender que cuando dice dar la vida no es literal, sino que se refiere a entregar la vida, el esfuerzo del día, la energía y el amor por el prójimo. Dar la vida en sentido literal es una tontería, con todo respeto, casi integrismo cristiano. Dar la vida es precisamente lo que uds hacen, poner el esfuerzo, el trabajo diario y el amor al servicio otros, enalteciendo así su propia vida.
Le pido encarecidamente, señor Kussman, que medite acerca de todo esto y si tiene ocasión de hablar nuevamente con Miguel Etchecolatz transmítale que él es responsable ante todo de él y por él mismo, y sólo a él mismo y a Dios debe dar explicaciones. Transmítale que se mantenga fuerte, porque puede entrar en un círculo vicioso del que no pueda escapar cuando la falta de alimento debilite su mente. Uno debe ser libre de poder elegir en todo momento, y mientras Dios nos dé la posibilidad de estar vivos, debemos honrar nuestra vida y nuestro cuerpo.
Piénselo, por favor, y en lo posible aliviemos el sufrimiento de la esposa, de la familia y los amigos.
Quisiera compartir con Ud. una carta que he estado enviando a diversos medios, instituciones públicas y políticos. Espero sea de utilidad darle difusión, y queda ud autorizado a ello manteniendo mi nombre o no, como ud desee, aunque su página ya posee testimonios muy esclarecedores en primera persona. Disculpe que ocupe su tiempo con este texto que a continuación adjunto, pero me gustaría ofrecerle mi perspectiva, un poco neutra de quién no vivió la época. Por favor, hágame saber en qué podría ser de utilidad…
Reciba un muy cordial saludo:
Cebrian Cortés
DNI 94...
CARTA DOS
UN OTORGAMIENTO DE PRISION DOMICILIARIA QUE NO LLEGA O CÓMO CONVERTIR LA DILATACION DE LOS TIEMPOS JUDICIALES EN PENA DE MUERTE
SE LO HACE LLEGAR Y LO FIRMA:
Cebrián Cortés Cotrina
DNI n° 94………..
Supongo que estará al tanto de que la semana pasada el Tribunal Oral Federal n°1 de la Plata, con votos de los subrogantes Germán Castelli y Jorge Michelle le otorgó la prisión domiciliaria a Miguel O. Etchecolatz, y que esta medida no se está haciendo efectiva puesto que aún posee causas pendientes en la órbita de la sala 1 del Dr. Rafecas, en este caso en Capital Federal. Ademas, también tiene una causa pendiente en el Tribunal de Instrucción N°3 que subroga el N°1 de la Plata a cargo del Dr Kreplak, quien a pesar de que el Tribunal Oral pasó vista a los demás tribunales de La Plata para que se adhieran al fallo, el juez Kreplak se muestra en abierta disidencia.
Quisiera ponerle en contexto, puesto que la noticia, como suele ocurrir, se difundió parcialmente y dio lugar a equívocos, siendo que incluso se interpretó como que quedaba en libertad.
Miguel Etchecolatz está encarcelado en la Unidad Penitenciaria de Ezeiza, en un pabellón que aunque está medicalizado, no está equipado para atender casos de personas tan longevas y con tanto riesgo de muerte súbita. Además, y hasta donde pude saber las condiciones edilicias de la unidad penal son muy deficientes, con humedades, hongos, sarna y cucarachas… lo cual perjudica aun más la salud de los internos que son todos de edad avanzada.
En el caso de Miguel Etchecolatz, es el más longevo, no sólo del pabellón y del penal, sino prácticamente de todo el sistema penitenciario. Tiene 87 años. Y ya hace diez que está en prisión (desde 2006). Esto solo debería haber bastado para otorgarle el beneficio de la prisión domiciliaria. No olvidemos que la Constitución Nacional expresamente impone evitar la mortificación de presos ancianos y enfermos en las cárceles, como mencionó el Dr Castelli. (Ver articulo anexo)
Pero es que además de su avanzada edad, Miguel Etchecolatz sufre diversas dolencias médicas, como hipertensión arterial, que debido a los deficientes cuidados sanitarios que recibe le llevó a padecer un ACV, y diversos episodios de descompensación grave, y además, fue operado de un cáncer de próstata, tras lo cual y desde entonces lleva colocada una sonda urinaria. Todos estos trastornos de salud fueron detallados al juez Rozansky y al TOF 1 de la Plata en diversas oportunidades por diversos facultativos y del Cuerpo Médico Forense (ver anexos de informes médicos…), el cual, a mi modo de ver y al de cualquiera, no hizo más que posponer tanto como le fue posible de forma intencional su resolución en cuanto a la petición de prisión domiciliaria. Cabe aclarar que se viene solicitando la prisión domiciliaria por edad avanzada y problemas de salud desde hace ya mucho.
La familia siempre ha visto en dicho juez animosidad hacia el comisario Etchecolatz, una animosidad posiblemente con base ideológica, que durante el proceso judicial rozó el prevaricato, y de quién además se puede sospechar que tenía un mandato desde esferas de poder externas a la justicia de lograr que Etchecolatz finalmente muera en la cárcel. De otro modo es imposible explicar la demora y la falta grave de fidelidad a la mismísima Constitución Nacional.
Y para seguir mostrando lo hipócrita del comportamiento del juez Rozansky, quien ya dilató al máximo todos los tiempos y no tenía más opción que acceder al pedido de prisión domiciliaria, haciendo honor a Poncio Pilatos, lo otorga a fines de la semana pasada, a sabiendas que la pelota pasaba al Tribunal del Dr. Rafecas, quien por lo que se ve tiene toda la intención de seguir haciendo lo mismo, y con el mismo objetivo, que es como dije y a mi modo de ver, el de complacer a sectores que creen infligir así una venganza. ¿Qué clase de Democracia es ésta? ¿Qué clase de sociedad se ensaña con un anciano? ¿Creen de verdad que Etchecolatz puede en sus circunstancias entorpecer la investigación o profugarse? ¿Dónde han aplicado los DDHH en este caso?
Según Rafecas, Miguel O. Etchecolatz, con 87 años, recuperándose de un ACV, con una hipertensión que no logran estabilizar, operado de un cáncer de próstata, con una sonda urinaria y con muchos otros problemas de salud debe seguir en el penal de Ezeiza, en un pabellón en pésimo estado de conservación, donde las paredes y techos tienen humedades y hongos y donde los cuidados médicos no son sólo insuficientes, sino que se podría decir sospechosamente negligentes con su salud, acelerando su deterioro.
La única razón para ello según el juez: Etchecolatz tiene causas pendientes, y pese al lento caminar de todas las causas debe esperar y afrontarlas arrumbado en Ezeiza. Por eso no se le está concediendo aún la prisión domiciliaria y por eso no puede ser atendido por su esposa, con personal médico en su casa que le brindaría cuidados más idóneos, que dicho sea de paso, su último domicilio y donde reside actualmente su esposa es en Mar del Plata, a 500 Km de Ezeiza.
Creo que la Justicia en Argentina aún deja mucho que desear y creo firmemente que se están ensañando con él, que no pueden estirar e interpretar hasta deformar las leyes para prevaricar.
Es simple. En Argentina no hay pena de muerte ni prisión a perpetuidad. Si creemos en los Derechos Humanos una persona con esa edad y esas graves dolencias no puede estar un minuto más en la cárcel, y menos en esas condiciones. No importa quién sea, o por lo que se le haya condenado o, como aduce Rafecas, porque tiene aun causas judiciales en curso... Entendámoslo. En lo relativo a derechos somos todos iguales. No hay ningún otro preso como él, con esa edad y esas dolencias. Es obvio y es repugnante este ensañamiento. Entendámoslo de una vez. Hasta los jueces se deben atener a la ley y a la Constitución.
La esposa y la familia también están sufriendo. Y eso nunca, nunca, se puso en consideración. Ella viaja desde Mar del Plata a Ezeiza todas las semanas, para visitar a su marido por un ratito. Para ellos, que luchan por poder brindarle los cuidados que toda persona mayor requiere, esta semana recibieron un nuevo revés al ser informados por sus abogados que ahora la decisión está en manos del Dr. Rafecas.
A raíz de esto, y no viendo más alternativa, como protesta, desde las cero horas del pasado lunes 25 de Julio, Miguel Etchecolatz ha iniciado una huelga de hambre, negándose a recibir alimento y medicación, lo cual no hace sino agravar aún más su estado de salud y la angustia de la esposa y familiares. Opino que es una imprudencia por su parte hacer una huelga de hambre, pero también entiendo que está imperturbable en su decisión, y puedo comprender sus motivaciones. Lamentablemente el tiempo corre. Y aunque es una persona mayor, si muere, que sea por causa natural, con una muerte digna, y no por venganza y revanchismo, mal atendido en la cárcel y en las condiciones en que está. Cada uno sabemos lo fuerte o lo débil que es la voz de nuestra conciencia, y ser ecuánime es un signo de grandeza humana y espiritual.
Es por ello que solicito tengan a bien dar cobertura y difusión a estos hechos, con la mayor celeridad y profundidad posible. En circunstancias ideales la Justicia no reaccionaría frente a presiones, frente a intereses o frente a la opinión pública. Me consta que en Argentina no es así, y estoy seguro que dándole difusión y motivando una reflexión en tanta gente como sea posible, es probable que el juez Rafecas se dé cuenta de lo que está realmente haciendo.
Despertemos las conciencias. No sólo por evitar una muerte más en una guerra que creo fue atroz, callada, terrorífica y vergonzosa, y de la que yo creo sólo ha sido juzgado uno de los bandos, tal vez por haber sido quienes dispusieron de más medios y no porque hayan tenido las manos mucho más manchadas de sangre que los otros. Yo elegiría juzgar a todos cuantos mataron, secuestraron, extorsionaron o bombardearon, se llamen como se llamen, y estén donde estén, y a la vez, como ser humano que soy sé que no puedo juzgar... y tampoco quiero hacerlo. Por eso creo en la Justicia, no sólo la Justicia con mayúsculas, sino en la Justicia Divina. Gracias a Dios, yo sí Creo. Despertemos y abramos las conciencias hacia la ética y el respeto mutuo para mejorar las constantes vitales de nuestra democracia y nuestra justicia, que están casi como Miguel Etchecolatz, encerradas y enfermas.
Cebrián Cortés