Circunstancias impensadas luego de una conversación con mi mujer me hicieron pensar en la conveniencia de escribir un nuevo libro.

 

Como siempre digo, sin mayores pretensiones literarias, pero que de alguna manera refleje lo que siento de la vida, que no es ni más ni menos lo que puede sentir cualquiera de mis semejantes.

 

Vayamos al punto de la cuestión que me ha traído un inesperado e-mail que lleva este título. Con cierto atrevimiento me pongo a escribir sobre un tema que lo conozco en su esencia pero no en las técnicas íntimas que sin duda me interesan y me llevarán a hacer este curso que es muy interesante.

 

La vida debe ser una constante superación. Uno debe procurar ser mejor y a cada instante. A cada instante descubrimos que lo que hicimos lo podríamos haber hecho mejor. Nuestro desconocimiento  de ciertas técnicas sin lugar a dudas nos inducen al error. Repasando a cada instante lo que hicimos de manera objetiva y colocando al "hecho fáctico" que producimos lejos nuestro, advertiremos los errores cometidos. Superación y crecimiento personal son casi dos hermanos.

 

Para que haya crecimiento personal tiene que haber deseos de superación y superación en serio. Caso contrario quedamos como paralizados en un punto casi inmóvil y quietos, casi en un estado "inerte", casi muertos en vida.

 

La vida es un gran desafío para el cual uno tiene que estar preparado. Es una gran batalla, pero no solamente contra los otros, sino con uno mismo. Es necesario para superarnos que superemos nuestros prejuicios, que los tenemos con justa o injusta razón. Todo ello se deriva de nuestra educación, la que recibimos y la que desarrollamos por propia convicción. Tenemos  que hacer mucha atención no solo a lo que tenemos que enfrentar afuera de nosotros mismos sino dentro de nosotros mismos. Cuando nos demos cuenta de que debemos ser "flexibles"- debemos ser casi una hamaca que se mueve todo el tiempo- encontraremos menos obstáculos para nuestra superación y crecimiento personal.