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MIS SUEÑOS  DE PÁJARO

- SIEMPRE SE PUEDE -

 

REFLEXIÓN

Muchas veces he soñado quizás  como insomnio o preocupación ante la necesidad de solucionar mi problema con la pierna ortopédica, que  como un pájaro viajo por medio de las estrellas. Lentamente he verificado  la posición  de las constelaciones y sus orientaciones. He inspeccionado sus brillos mientras trataba de recordar sus nombres. Estampada sobre la Vía Láctea he  podido  admirar a la Cruz del Norte (el Águila), detrás de la estrella Vega, mientras en espacios más tranquilos se lucía el centauro Sagitario y el Escorpión se alejaba hacia occidente. He percibido el frío invernal debido a la ausencia del Sol. Mi posición de  pájaro observador estaba dotada de un blando balanceo de períodos caprichosos e inesperados, mientras en el solemne silencio del espacio sólo se percibía el suave ronroneo de mis alas que me transportaba por los campos celestes. ¿De las alas, dije? Bueno, para ser veraz conviene aclarar que  lo mío  fue sueño  y mi tal vez mi desvelo  y deseo de tirar  desde las alturas la pierna de palo. Pero en ese aleteo constante también desde ese espacio exterior con el manto de estrellas que me iluminaba pude percibir que comenzaron a acercarse objetos que hasta ahora no podía identificar. De seguro que con mi carácter no eran ángeles. Habrán sido ovnis. Ya despierto y después de sobreponerme a tantas maravillas recurrí a mis buscadores averiguando que después de mí, el primero que los vio de cerca fue  un piloto de avión,  en el año 1947 en forma de nueve discos, "platillos voladores", que superaban la velocidad de su aparato – avión -  y con una fantástica capacidad de perderse de repente en tremendas lejanías. Desde entonces se hicieron más frecuentes. En algunas partes bajaron sus tripulantes, seres no humanos. En  mi tucumana localidad de Trancas el ingeniero Hugo Valeriano Cerviño los vio de cerca, con el testimonio de los rastros que dejaron. Pero hay algo que me desconcierta. Antes los campesinos, los carreteros, y hasta los modernos camioneros que transitaron campos desolados, solían ser sorprendidos por espantos, faroles, luces malas, "viudas", aparte de otras manifestaciones propias de las ánimas en pena. Al aparecer los ovnis  se dejaron de ver estas formas fantasmagóricas. Pareciera que los espantos se modernizan adaptándose a las más novedosas técnicas de transporte. Pero en mi inspección volátil realizada a las estrellas desde lo alto, nunca pude saber si el objeto que tenía a mi lado era un plato volador. Pero a pesar de mi falta de pata, con mis muletas y mi bastón y con la esperanza intacta de solucionar mi problema de traslación, he logrado una antigua aspiración del hombre, la de remontarse a las alturas como los pájaros. Y el placer de seguir subiendo ¡más arriba! hacia el sereno azul del firmamento.  Más arriba! ¡Más alto hacia el cielo azul!  Siempre se puede…. He conseguido en sueño aprender a volar como un pájaro. Pero pido a Dios aprender el sencillo arte de vivir como un hermano.

 

Por JORGE B. LOBO ARAGON

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