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PRESOS BUENOS , PRESOS MALOS Y PRESOS EMBLEMÁTICOS

Por Claudio Kussman

Como no acostumbro “esquivar el bulto” cuando creo, a lo mejor equivocadamente, que tengo la verdad o parte de ella de mi lado, en estas breves líneas intentaré describir algo que de largo tiempo vengo percibiendo. Tan largo tiempo o que quizás sea desde que ingresé a la policía en la muy lejana década de los años 60. Esto es: que a través de las épocas hubo presos buenos, presos malos y recientemente, presos emblemáticos.

PRESOS BUENOS

 

A la consideración de la justicia de hoy son aquellos que delinquieron cometiendo “simples violaciones”, que no son tales si se cometen con la luz apagada o si un menor ya tuvo sexo con anterioridad al hecho. También lo son los narcotraficantes, más si tienen dinero fuerte. En este caso no importa si son los verdaderos genocidas del presente y del futuro,  siempre son presos buenos. Ni hablar si son homicidas, muchas veces seriales, disfrazados de barras bravas y que están unidos al futbol, verdadera  “pasión de multitudes”. Se podría incluir en esta categoría a los golpeadores de mujeres, para quienes casi no hay castigo, ni forma legal de pararlos, hasta que finalmente terminan en un homicidio, ahora calificado novedosamente como femicidio. Todos estos gozan de todos los derechos legales judiciales habidos y por haber. Su palabra o la de sus abogados defensores son tenidas en cuenta para su defensa y se difunden por los medios. No solo en noticieros, sino que también en numerosos programas de “entretenimiento”.

 

¿PRESOS MALOS?

 

Para esta categoría hay que estar dentro de los  mal llamados DELITOS DE LESA HUMANIDAD. Así cuando esto ocurre, prevalecen en la acción judicial únicamente los dichos de fiscales y querellantes, ya que uno no es escuchado, por más berrinche con que se pueda expresar o pruebas pueda mostrar. El resto de los poderes gubernamentales se hacen los ciegos, sordos y mudos, a cuando reclamo uno pueda realizar y la condena es segura, si uno tuvo la mala suerte de haber usado uniforme en la sangrienta década de los 70. Algo en común en nosotros es la edad y la gran disciplina como prisioneros. No creo que haya alguno cuyas calificaciones carcelarias bajen de 10 sobre 10. ¿Qué tal? ¿Algún día nuestros nietos o biznietos exhibirán con orgullo, nuestros boletines del trágico hoy? Debo decir que en los 70 también hubo PRESOS MALOS, pero a la inversa. Estos no eran escuchados por la justicia ni por los mismos medios periodísticos que hoy no nos escuchan a nosotros. Eso sí, ellos no dieron por finalizada su guerra, por el contrario si bien depusieron las armas, fueron perseverantes y así de terribles asesinos, como  crisálidas mutaron, y se convirtieron en “juventud maravillosa”. Pasaron a ser  funcionarios públicos, periodistas, empresarios, etc. todos generosamente indemnizados, por sus actos del pasado, teniendo todos los medios periodísticos a su alcance para seguir con su relato hasta el infinito.

 

PRESOS EMBLEMÁTICOS

 

La de los emblemáticos es una categoría superior dentro de los presos malos. Se ganaron esta categoría gracias a los medios de difusión que por ser rentables periodísticamente, no pararon de pegarles una y otra vez a través de largo tiempo. Quizás sus actitudes y dichos, también ayudaron a formar parte de esta categoría, en medio del silencio de sus pares.  Así los mismos presos malos, tratamos de no ser vistos con ellos, ni figurar con ellos, ni firmar un escrito por ellos. Actuamos como cuando de niños nos recomendaban que no nos juntáramos con tal o cual vecino infantil, ya que “no estaba a nuestra altura”. Pocas son las personas o los abogados, que se animan a pedir como por ejemplo en los casos de los policías   ETCHECOLATZ o PATTI. Algunos otros emblemáticos, los omito por ser de otra fuerza y porque prefieren mantener su perfil bajo, muy bajo. Gran parte de los presos malos, susurran: “tiene mucho ruido” y cambian de conversación o prosiguen su macha. A estos presos emblemáticos, se les niegan más cosas y más derechos que a los otros y solos son tratados francamente por el resto, dentro de ciertos ámbitos carcelarios. Fuera de los mismos pasan a ser  totalmente invisibles, para sus compañeros de cautiverio.

 

EUTANASIA

  

¿Quizás, no son seres humanos? ¿No son ancianos?  ¿No están enfermos? ¿Son subhumanos? ¿Merecen ser ignorados y masacrados? De ser así no seamos hipócritas y pidamos la implantación de la pena de muerte y ejecutémoslos de una vez por todas. Nuestros dirigentes van a misa, se dicen buenos cristianos, hablan de piedad, pero mantienen ILEGALMENTE gente enferma y anciana sufriendo hasta causarle la muerte. Claro que de llegar a la eutanasia, tampoco nosotros los presos malos, quedaríamos excluidos. Pienso en los MALOS, y pienso en los EMBLEMÁTICOS y todo me hace recordar un dicho que en la niñez, vuelta a vuelta escuchaba en la casa de mis mayores, sin entender que quería decir: “SE ASUSTA EL MUERTO DEL DEGOLLADO”. Lamentablemente, hoy si sé que quiere decir.

 

 

“No hay que tener miedo de la pobreza ni del destierro, ni de la cárcel, ni de la muerte. De lo que hay que tener miedo es del propio miedo”

 

Epicteto de Frigia (50 dC 125 dC)

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