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Terrorismo: Sacrificando Libertades Civiles

CONFUSIÓN AMERICANA

Durante la administración de George W. Bush, guardianes celosos de la seguridad, como el vicepresidente Dick Cheney han considerado que la seguridad pública es más importante que los miramientos abstractos como los derechos individuales o derechos constitucionales; prácticas como la detención indefinida y la tortura podrían ser molestas y reprochables, pero podrían haber salvado vidas. "Creo que habría sido poco ético o inmoral para nosotros no hacer todo lo posible, con el fin de proteger a la nación contra futuros ataques como lo que ocurrió en 9/11", afirmó Dick Cheney en el año 2008.

 

Un sector de la sociedad americana encuentra terrible este tipo de discurso. Millones de comentarios inundaron el ambiente político estadounidense proclamando que de esta manera se burlaba la presunción de inocencia, el derecho a la privacidad y se instauraba la tortura como un elemento legal.

 

Otra porción de ciudadanos, derrama millones de litros de tinta defendiendo la polémica postura. Muchos piensan que, con este tipo de iniciativas, la sangre de miles de personas inocentes que mueren bajo ataques terroristas estarán en las manos de los opositores de la propuesta. Para muchos, el sacrificio de unos pocos es el bienestar de millones.

 

Sin embargo, cuando hay un tiroteo en masa - como el perpetrado en Orlando por Omar Mateen, bajo influencia de ISIS- el problema estalla en ambos extremos de las posiciones.  Los liberales empiezan a discutir que la seguridad pública tiene precedencia sobre las libertades constitucionales. De hecho, sostienen, la protección de la seguridad pública es tan importante que hay que tener un par de tijeras para revisar la Constitución y cortar la segunda enmienda (derecho a portar armas), si eso es lo que se necesita para obtener el control tan deseado. Mientras tanto, interrogan, ¿no podemos, al menos, evitar que las personas en la lista de vigilancia de las agencias de seguridad -sospechados de terrorismo- no tengan acceso a la compra de armas de fuego?

 

Los conservadores, por su parte, se convierten en defensores de las libertades civiles, claro, en lo que respecta a las armas. Retener las armas de las personas en la lista de sospechados como terroristas violaría el debido proceso, insisten, sobre todo porque muchas personas no pertenecen a esa lista en el primer lugar. Ser sospechoso no significa ser culpable. Y en cualquier caso no sería correcto restringir los derechos constitucionales de millones de personas que cumplen la ley en aras de la prevención de la posibilidad de un siguiente tiroteo masivo.

 

Es decir, excepto si los estadounidenses resultan ser musulmanes. Muchos se molestaron cuándo el Departamento de Seguridad Nacional advirtió sobre el peligro del terrorismo de cosecha propia o terroristas locales influenciados vía internet. Estos ciudadanos no ven con malos ojos vigilar severamente a comunidades enteras de musulmanes, sean nacidos en el país o naturalizados, aunque sea contradictorio con la Constitución. La misma establece las libertades religiosas y respeto a sus credos.

 

Una de las razones fundamentales que afecta la sociedad norteamericana, es que el ciudadano promedio ha despertado a la política no hace mucho. No discuto que una parte considerable puede tener sus propias ideas, o tener ideas cercanas a partidos políticos, pero nunca observé gente saltando en el ojo de la tormenta y debatir desde allí con cierto nivel de confortabilidad. Claro, a cada cual acorde a sus conocimientos, a cada cual acorde a su facilidad de verso. Mi observación es relativa y tal vez pertenece a pequeños grupos. Siempre ha sido un misterio para mí, la gran preponderancia de los americanos hacia la religión y más precisamente el cristianismo, pero cuando el debate se centra en su propia seguridad, Jesucristo y su sermón del monte (No hagas a los otros lo que no quieres que te hagan a ti) quedan en el olvido.

 

La razón de todo esto es bastante simple: el tribalismo. Los liberales tienen su propia percepción de grupos (como los musulmanes) diferente a su apreciación de otros grupos (como los propietarios de armas con su debido permiso). Los conservadores hacen lo mismo. Dentro de los grupos, hay una corriente confusa. En Argentina -tiempo atrás- un ruso, un ucraniano, un judío, era considerado “ruso”. Un persa, un palestino, un árabe, era “un turco”. En Estados Unidos de América hoy, un hindú, un marroquí, puede ser contemplado musulmán. Al fin, no solo los musulmanes son retenidos en los aeropuertos, ni observados con terror ante la posibilidad de que oculten armas bajo las burkas o explosivos en sus turbantes.

 

No es claro, a partir de ahora, que cualquier persona que propone restringir las libertades civiles de un grupo, este de acuerdo en restringir las libertades civiles de su propio lado, en primer lugar. No por tener convicciones liberales, ideas conservadoras, certidumbres demócratas o ideologías republicanas están a favor o en contra de la guerra. No por ser de izquierda o de derecha están a favor de la tortura. No por admirar a Hillary Clinton están a favor de admitir refugiados. Eso lo dicta el sentimiento de inseguridad, en un país que cree en la paz, pero no es pacífico.  

 

 

Por Fabian Kussman

PrisioneroEnArgentina.com

Orlando, Florida

Julio 25, 2016

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